El Señor es el único digno de toda adoración. Aprendamos a adorarle en Espíritu y en Verdad, la vida de un adorador es muy diferente a la de aquél cristiano que mira al Señor a distancia, sin experimentar Su presencia y sin poder captar su consejo oportuno. Muchos son los que profesando ser cristianos se privan de este privilegio, e incluso se muestran escépticos ante testimonios de quienes han recibido los distintos dones del Espíritu Santo, lo cual es solo posible durante la adoración.
Si recibes los dones del Espíritu Santo te estarás equipando para enfrentarte al enemigo de Dios y de nuestras almas. Prueba esta experiencia y tu vida experimentará un cambio radical.
domingo, 31 de agosto de 2008
Vine a Adorarte
sábado, 23 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)