jueves, 8 de abril de 2010

¿Por qué nos dejan de lado?

“EL HOMBRE QUE TIENE AMIGOS HA DE MOSTRARSE AMIGO” (Proverbios 18:24- RV 1960)

Las personas nos dejan de lado por tres motivos:
Primero, si no somos dignos de confianza. Trabajar con alguien en quien no confías es una experiencia desagradable. Perdemos la confianza de los demás cuando nuestros actos no son consecuentes con nuestras palabras, cuando anteponemos el beneficio personal al bien común, cuando retenemos información, mentimos o decimos verdades a medias y cuando somos intolerantes. La confianza es como un espejo: cuando se rompe, se puede volver a recomponer, pero normalmente se siguen viendo las grietas.

Segundo, si somos incompetentes. No se inspira confianza por medio de nuestro carisma, sino siendo competentes. Cuando una persona en autoridad es incompetente, hace que se pierdan de vista los valores y la visión de la organización y todo gira alrededor de su comportamiento. Si los empleados que trabajan para un jefe incompetente son muy buenos en su trabajo, entonces temerán continuamente que su jefe cometa errores; y si los subordinados no tienen mucha experiencia, no sabrán muy bien qué hacer. En cualquiera de los casos, disminuye la productividad y decae la moral. Martín Luther King decía en uno de sus sermones: “si eres un médico, sé el mejor médico; si eres un zapatero, sé el mejor zapatero; si eres un basurero; sé el mejor basurero”. Yo añadiré: Y en todo lo que hagas pon tu máxima concentración. Haz las cosas, no como para tí, ni para los demás; haz todo como para el Señor (Col.3:23), entonces no te preocuparás porque te agradezcan y si no lo hacen no tendrás amargura.

Tercero, si somos inseguros. Los buenos líderes hacen dos cosas: forman a otros líderes y saben cuándo es tiempo que otros tomen el relevo. Los líderes inseguros nunca hacen eso. No quieren formar a otros para que desarrollen su potencial y lleguen a tener más éxito que ellos mismos. De hecho, no quieren que tengan éxito por sí solos, sino con su ayuda. En el momento en que alguien que trabaja para ellos se destaca, lo ven como una amenaza. A las personas les gusta trabajar con líderes que lo empujen, no que lo aplasten. Cuando los empleados se dan cuenta que el jefe está interesado, por encima de todo, en mantener su autoridad y proteger su  puesto, entonces acabarán yéndose a trabajar para otro. Un ejemplo de verdadero liderazgo lo encuentro en Jesús, siendo quien era, formó a sus discípulos, quienes continuarían su obra después de él; no tuvo reparos en decirles que ellos harían mayores señales que él mismo, los discípulos recibían de Jesús, no solamente sus enseñanzas audibles, además, recibían sus enseñanzas vividas. Tú también puedes recibirlas y convertirte en uno de sus discípulos, te aseguro que será la mejor decisión que hayas tomado. Dios te bendiga a tu entrada y salida de este ciberespacio.