viernes, 11 de marzo de 2011

La idolatría de un pueblo industrializado

Esta mañana fuimos sacudidos por una terrible noticia: Tsunami y terremoto de 8.9 grados en la escala de Ritcher castigó a Japón, luego la alerta se extendió a las costas de América latina, gracias a Dios sin mayores consecuencias, hasta el momento.
No sé mucho acerca de la religiosidad del pueblo japonés así que investigué sobre el asunto y me quedé muy sorprendida que en pleno siglo XXI el pueblo japonés esté muy unido a sus tradiciones ancestrales, entre las que se encuentra la gran cantidad de dioses (miles) que adoran en sus respectivos templos, uno de los cuales tiene mil estatuas de madera. Los nombres de sus dioses son difíciles y se dice que un japonés busca sus propias cualidades en uno de estos dioses, una vez que identifica uno que se asemeje a él, lo adora y este ídolo se convierte en su guía. Me llama la atención que este sea un país tan cerrado a la evangelización, muchos mártires cristianos han sido asesinados por su fe, al mismo tiempo Japón encabeza la lista de países con mayor tasa de suicidios en el mundo, cada 15 minutos se suicida un ciudadano japonés, la vida no tiene sentido para él en un mundo tan competitivo, con tantos dioses impersonales su desesperanza crece y lo lleva a poner fin a su vida, quienes se suicidan son jóvenes cuyas edades están comprendidas entre los 30 y 45 años.
Aún cuando suframos la desgracia social y geofísica de este portentoso país, la Palabra de Dios se alza sin dejar dudas: "Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ante ninguna imagen, ni las honrarás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso, que castigo la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos" (Éxodo 20: 1-6).
Egipto y Canaán eran naciones idólatras. Los padres ofrecían sus hijos a sus dioses quemándolos en fuego. Eran personas que no tenían temor a Dios, como muchas de las naciones que actualmente habitan la tierra.
Nuestro espíritu se sobrecoge con esta realidad, oremos fervientemente para que sean levantados profetas como Jonás en esta era de la postmodernidad, que la oración del pueblo de Dios conmueva al Espíritu Santo para que el pueblo japonés sea movido al arrepentimiento y acepte la buena nueva de salvación, no podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento espiritual de tanta gente, cada quince minutos oremos por la salvación de un ciudadano japonés.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Vientos de estío suaves


Qué suave es la presencia del Señor, alienta el espíritu, nos guía a la verdad, no entendemos el por qué de su bondad, pero está ahí: No quiere que nadie se pierda. Mirando la creación vemos Su gloria. Dios te edifique con esta música.